viernes, 25 de mayo de 2012

SIN REMORDIMIENTOS.



Mi vista abarcaba casi todo el ancho del bosque. Agotados mis ojos y sentidos de estar tanto tiempo en esa posición para avistar la presa, trataba por todos los medios de calmar el miedo y el temor; todo estaba por llegar a su fin, no había forma de volver atrás. 
              Camuflado, escondido como un cobarde, esperaba el momento para abalanzarme  y terminar de una vez con este asesinato tan vilmente planeado y tan angustiosamente esperado. En la larga noche transcurrida, todo lo había preparado minuciosamente para no olvidar ningún detalle; mi esposa y mis hijos me observaban espantados, adivinando  los acontecimientos por venir. Habían suplicado, rogado para que me calmara y pensara más detenidamente como solucionar  este problemático momento que estábamos pasando, pero el destino seguía su curso y ya todo lo había planeado.
              Había tenido una larga discusión con el patrón, me había negado todo, necesitaba urgentemente dinero  para  pagar deudas que habíamos contraído. Los pocos ahorros que teníamos fueron ocupados en pagar una parte de ella, nos encontramos en la miseria; desesperados por no tener lo necesario para alimentar en buena forma a nuestros hijos.
               Mi mente estaba nublada y mis pensamientos me llevaban por malos caminos. No había otra forma, me preparé a dar el golpe para vengar la afrenta hecha a mi persona y  familia.
               El amanecer llegó rápidamente, sin aviso, pero yo estaba listo; había salido de mi casa furtivamente, sin mirar atrás, presintiendo unos ojos llorosos atisbando detrás de las cortinas. Apuré el tranco, era la hora precisa y no podía atrasarme si quería hacerlo rápidamente. Todo estaba a mi favor, conocía el terreno y los perros no me molestaron. Llegué al lugar preciso, me ubiqué y esperé, preparé las armas:  un rifle flamante de repetición  y un gran cuchillo de caza….¡ Me las pagará! – Lo dije casi gritando. La villanía se paga con otra más grande,  lo siento  por sus hijos,  ellos no tiene culpa de lo que estaba pasando, pero él y su mujer no atendieron de buenas maneras nuestros graves problemas.
               Pasaban lentamente los minutos. Esperaba sabiamente el momento preciso, este llegaría muy pronto. Mataría fríamente, sin misericordia.  Sentí su llegada…. lo vi, su clara silueta se vislumbraba a la luz de la luna. Algo presentía, … parece que se daba cuenta que su fin se avecinaba y miraba hacia todos lados para ver por donde escapar, todo lo pensó rápidamente pero, ya el estampido de mi rifle lo paró en seco. Su frente fue atravesada por un certero disparo y cayó pesadamente a lo largo del camino.
                Ya estaba todo hecho, había calculado muy bien el día. El patrón se había ausentado  y yo no iba a ser visto por nadie. ¡¡ Maté a su ciervo favorito!! Su querido animal, la mascota de sus hijos, ese sería el alimento para varios días de mi familia. Cargué el animal y regresé a  casa, cabizbajo, pero sin remordimientos.

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